Coca-Cola es así
Por: Esther Vivas
“Gracias por compartir felicidad”, nos dice el último anuncio de Coca-Cola, pero mirando de cerca parece que Coca-Cola de felicidad más bien reparte poca. O sino que se lo pregunten a los trabajadores de las plantas que la multinacional pretende cerrar ahora en el Estado español o a los sindicalistas perseguidos, y algunos incluso secuestrados y torturados, en Colombia, Turquía, Pakistán, Rusia, Nicaragua o a las comunidades de la India que se han quedado sin agua tras el paso de la compañía. Por no hablar de la pésima calidad de sus ingredientes y el impacto en nuestra salud.
Cada segundo se consumen 18.500 latas o botellas de Coca-Cola en todo el mundo, según datos de la propia empresa. El Imperio Coca-Cola vende sus 500 marcas en más de 200 países. Quién se lo hubiese dicho a John S. Pemberton, cuando en 1886, diseñó tan exitoso brebaje en una pequeña farmacia de Atlanta. Hoy, en cambio, la multinacional ya no vende tan solo una bebida sino mucho más. A golpe de talonario y campañas multimillonarias de marketing, Coca-Cola nos vende algo tan preciado como “la felicidad”, “la chispa de la vida” o “una sonrisa”. Sin embargo, ni su Instituto Coca-Cola de la Felicidad es capaz de esconder todo el dolor que ocasiona la compañía. Su currículo de abusos sociales y laborales recorre, como sus refrescos, todo el planeta.
Cada segundo se consumen 18.500 latas o botellas de Coca-Cola en todo el mundo, según datos de la propia empresa. El Imperio Coca-Cola vende sus 500 marcas en más de 200 países. Quién se lo hubiese dicho a John S. Pemberton, cuando en 1886, diseñó tan exitoso brebaje en una pequeña farmacia de Atlanta. Hoy, en cambio, la multinacional ya no vende tan solo una bebida sino mucho más. A golpe de talonario y campañas multimillonarias de marketing, Coca-Cola nos vende algo tan preciado como “la felicidad”, “la chispa de la vida” o “una sonrisa”. Sin embargo, ni su Instituto Coca-Cola de la Felicidad es capaz de esconder todo el dolor que ocasiona la compañía. Su currículo de abusos sociales y laborales recorre, como sus refrescos, todo el planeta.