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viernes, 12 de diciembre de 2008

12 diciembre, un día entrañable

Los Misterios de la Virgen de Guadalupe
La Virgen había dicho a Juan Diego "Yo soy la Perfecta Siempre Virgen María, la Madre del Verdadero y único Dios" y muchos estudiosos se han preguntado, cómo es que desde el principio fue llamada 'Nuestra Señora de Guadalupe', que era una de las advocaciones más populares de España. Se dice que la Virgen pidió a Juan Diego ser llamada 'Cuatlaxupeh', que en náhuatl significa "la que pisa la serpiente". Pero cuando lo tradujeron los españoles entendieron 'Guadalupe'. También se dice que la Virgen misma dijo que quería ser llamada Guadalupe, para presentarse con un nombre bastante conocido por los españoles y prevenir de esta forma 'las reservas' que podían surgir entre los teólogos españoles con relación a un mensaje proveniente de un indio. Y mucha gente, observando la imagen, se preguntaba cómo había sido posible obtener una figura tan bonita en una tela tan áspera. Salieron a la luz increíbles características de aquella imagen, características que superan todas las leyes y los conocimientos científicos humanos. El misterio se ha ido poco a poco, a lo largo de los siglos, evidenciándose siempre y engrandeciéndose, hasta convertirse en uno de los enigmas más sorprendentes que se conocen. En 1751 se llevaron a cabo investigaciones por parte de siete pintores famosos, a la cabeza de los cuales estaba Miguel Cabrera, y también constataron que el cuadro no había sido pintado por una mano humana. Los colores estaban 'incorporados' a la trama de la tela. Los pintores quisieron hacer algunas copias de la imagen y durante el trabajo se dieron cuenta de que era prácticamente imposible reproducir fielmente la expresión y los rasgos de aquella figura porque eran fruto de una técnica maravillosa e inexplicable, que aprovechaba perfectamente los graves defectos de la trama de la áspera tela. Constataron, por ejemplo que, en la boca, la imperfección del tejido seguía de forma asombrosa el labio superior, obteniendo una profundidad y una expresividad maravillosas. Se observó otra sorprendente característica: en la tilma no había ni rastro de polvo ni de insectos vivos o muertos. El cuadro de la Virgen repelía el polvo y los insectos. Este curiosísimo e inexplicable fenómeno, se ha constatado todas las veces que se han hecho investigaciones en este sentido. A lo largo de los siglos, se hicieron añadidos pictóricos alrededor de la imagen primitiva de la Virgen. Estos añadidos se agrietaron y perdieron color, mientras que la imagen ha quedado siempre intacta, con los colores vivos que parecen frescos. Es admirable la disposición de las estrellas que aparecen en el manto de la Virgen y que reproducen a la perfección las distintas constelaciones celestes, incluso aquellas no conocidas en tiempos de la aparición. El fenómeno más sorprendente, el que ha despertado la curiosidad científica moderna sobre esta imagen, se refiere a los descubrimientos hechos en las pupilas de la Virgen. En los últimos exámenes hechos con las más alta tecnología en rayor infrarojos, no se observan trazos de preparación del lienzo, así como tampoco pinceladas ni correciones, como en cualquier dibujo, lo cual humanamente es imposible. El trabajo hecho por José Aste en 23 años es asombroso. Sirviéndose de instrumentos de última generación, los que usa la NASA para descifrar las fotos enviadas por los satélites en el espacio, ha estudiado a fondo, en todos sus aspectos, los ojos de la imagen de la Virgen de Guadalupe. Ha conseguido obtener ampliaciones de hasta 2.500 veces las dimensiones originales, con 25.000 puntos luminosos sobre un milímetro cuadrado. Los ojos de la Virgen de Guadalupe, estudiados de esta forma, revelaron la presencia no de una única imagen, sino de una completa y compleja escena, de la que forman parte diez personajes. Oración a María Santísima. Oh, Señora y Madre mía con filial afecto vengo a ofrecerte en este día cuanto soy, cuanto tengo. Mis ojos para mirarte, mi voz para bendecirte, mi vida para servirte, mi corazón para amarte. Acepta Madre este don que te ofrenda mi cariño, y guárdame como a un niño cerca de tu Corazón. Que nunca sea traidor al amor que hoy me enajena, y que desprecie sin pena los halagos de otro amor. Y aunque el dolor me taladre y haga de mí un crucifijo, que sepa yo ser tu hijo que sienta que Tú eres mi Madre. En la dicha y en la aflicción, en la salud y en la enfermedad, en la vida y en la muerte, no me desampares Madre mía, y en la última agonía dame tu bendición. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo:




Santa María de Guadalupe:



Los enigmas de la Virgen de Guadalupe:



La guadalupana alta: