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jueves, 29 de marzo de 2012

Nada nuevo bajo el Sol…

LA PRIMERA HUELGA DE LA HISTORIA:
EGIPTO, AÑO 1166 A.C.







Nuestra amiga Anna Maria Riba nos remite esta interesante colaboración:

La historia nos cuenta como sucedió la primera huelga documentada de la historia. En la XX dinastía, durante el reinado de Ramsés III. Sucedió la aldea de Deir-el-Medina (Set Maat, el lugar de la verdad), creada para albergar a los artesanos que trabajaban en la tumba del faraón. Se encuentra cerca del “valle de los Reyes”, y en sus inmediaciones se encuentran impresionantes tumbas de Visires, y de nobles señores. Una de las joyas es la tumba de Senedyem.

¿Qué llevó a los artesanos a promover esta huelga?....el hambre, la necesidad, y la corrupción de la administración….(a pesar de los siglos transcurridos, esto parece muy actual ). Han quedado reflejados en unos ostracones, en el papiro que se halla en Turín, las reivindicaciones de estos trabajadores. La falta de alimentos, la mala calidad de los mismos, el retraso del pago.

La paga por sus trabajos se realizaba en víveres…. cerveza, grano, pan, pescado seco y verduras.

La huelga comenzó el día 10 del mes de Peret en el año 29 de Ramsés III (a la sazón de 62 años de edad; 1166 a.C.) debido al retraso de una paga "distraída" por el Gobernador de “Tebas Oeste”.

El escriba recoge lo siguiente:

"... los trabajadores traspasaron los muros de la necrópolis (se pusieron en huelga) diciendo: ‘Tenemos hambre, han pasado 18 días de este mes... hemos venido aquí empujados por el hambre y por la sed; no tenemos vestidos, ni grasa, ni pescado, ni legumbres. Escriban esto al faraón, nuestro buen señor y al visir nuestro jefe, que nos den nuestro sustento!”.

“... Comunico a mi señor que estoy trabajando en las tumbas de los príncipes cuya construcción mi señor me ha encargado. Estoy trabajando bien (...) No soy en absoluto negligente. Comunico a mi señor que estamos completamente empobrecidos (...) Se nos ha quitado un saco y medio de cebada para darnos un saco y medio de basura” [v]


Su negativa a seguir trabajando hasta no recibir todas sus pagas fue determinante para reivindicar lo justo y evidenciar la corrupción del responsable de pagar sus salarios. Eran unos 120 trabajadores que vivían en ese lugar que aún hoy se puede ver tras las excavaciones.